El entorno de Cala Mosca se encuentra en el municipio de Orihuela, al sur de la provincia de Alicante, España. Es una zona virgen, de aproximadamente un kilómetro de longitud, en la que sobreviven dos especies endémicas, la Tudorella Mauretanica (caracol) y la Jarilla cabeza de gato (planta), entre otros habitantes, también en estado de especial protección, el lagarto bético o el cernícalo, que anida en los acantilados.
Este entorno alberga varios espacios accesibles para nadar en rocas y dos playas naturistas vírgenes, junto a otra, frecuentada por paseantes y bañistas acostumbrados a llevar a sus perros. Sin embargo, el nombre de Cala Mosca se queda para otra pequeña cala urbanizada y textil en el límite con la urbanización Playa Flamenca.
Este es el último kilómetro sin construir de la saturada costa oriolana. Hecho que provoca previsibles consecuencias en cuanto a la pérdida de su riqueza medioambiental y natural, a lo que hay que añadir la escasez de servicios que ofrece el Ayuntamiento en su costa, por falta de seguridad, atascos en las principales calles y deficiencias en la basura. recogida y depuración de agua.
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La zona de Cala Mosca o Playa Flamenca es el único kilómetro virgen de costa que queda en el municipio de Orihuela, en la costa de la Vega Baja de Alicante. También es quizá uno de los pocos de toda la primera línea del mar en la provincia, una de las más castigadas por el “boom” urbanístico iniciado en los años 80 y que ni las sucesivas crisis económicas han podido frenar.
Hace cuatro años, la Generalitat Valenciana sacó adelante el Plan de Acción Territorial de Protección del Litoral (Pativel). Era un ambicioso documento que salvaba del ladrillo buena parte de esa primera línea de costa, pero las prisas y la falta de consenso han dejado el plan inmerso en un batalla judicial, cuyas primeras sentencias han castigado la buena voluntad del Consell de Ximo Puig. Esa franja de costa virgen, por tanto, sigue amenazada.
El 2 de septiembre de este 2021 el Ayuntamiento de Orihuela aprobó construir más de 2.200 viviendas, lo que ha provocado una auténtica batalla social y las protestas de los grupos ecologistas. En Cala Mosca hay especies protegidas, algunas endémicas, como el caracolillo endémico y la flor Jarilla Cabeza de Gato. Anidan cernícalos y reside el lagarto bético. Varias de las calas son, además, de uso naturista consolidado.
La costa de Orihuela ya ha superado de sobra los máximos de crecimiento fijados en la legislación urbanística europea, estatal y autonómica. Así se recoge en el Plan de Acción Territorial de la Vega Baja (PAT), de rango superior a los planes generales urbanísticos de los 27 ayuntamientos de la comarca, que la Generalitat ha redactado con el objetivo de lograr un uso racional del suelo.